BLANCO, NEGRO, ROJO
Tríptico 3 x 60x100. Acrílico sobre aluminio.
Luz, oscuridad, y un solo color: el rojo, que protagoniza la acción violenta transformadora y destructora de la realidad, nexo dramático de unión entre la luz y la oscuridad; representa el caos, el absurdo, lo irracional y la capacidad destructora de cualquier tipo de comportamiento violento, invasivo entre los seres humanos.
La composición, de concepción abstracta, trata captar la atención del observador y trasmitirle inquietud, desagrado y rechazo, grabando en su subconsciente una memoria de la inutilidad y repulsa de de los comportamientos y actitudes de maltrato, torturas, guerras, y abusos de cualquier índole.
Una representación explicita de la violencia, carece del componente sutil y de la dignidad que la soporta ,la justifica y la humaniza. La aspiración y justificación de la obra será que las victimas de cualquier violencia, se sientan reconfortados, empoderados, comprendidos y apoyados en su tremenda, absurda e impuesta lucha por la supervivencia ante la contemplación de la obra.
En la composición a modo de tríptico, expansivo invasivo desde el color rojo hacia la luz (blanco) y la obscuridad (negro), aparecen unas incipientes notas de color amarillo y azul que representan la rebelión, el inconformismo y la esperanza ante la situación caótica de violencia y destrucción que predomina en estas situaciones.
En el Arte, a veces hay obras que no necesita explicación, que dicen las que las palabras y los escritos, que llegan directamente a los sentimientos y emociones y permanecen en la memoria para siempre, como el bombardeo de Gernika de Pablo Picasso o los Fusilamientos de Mayo de Goya.